Cuida tu tarjeta, evita fraudes

Entender las amenazas es el primer paso para combatirlas. Aquí están los riesgos más comunes:

• Fraude en línea: Robos de datos mediante phishing o sitios falsos.
• Clonación: Uso de dispositivos (skimmers) en cajeros o terminales para copiar tu tarjeta.
• Robo físico: Pérdida o hurto de tu tarjeta en la calle.
• Uso no autorizado: Transacciones hechas por alguien que accede a tu información.

Estos peligros están presentes tanto en el mundo digital como en el físico, haciendo esencial una protección integral.

Con estas estrategias prácticas, puedes reducir los riesgos y mantener tus tarjetas seguras:

Usa autenticación fuerte para tus transacciones

Activa medidas de seguridad adicionales:

• Configura huella digital, reconocimiento facial o códigos dinámicos (tokens) en tu banca móvil.
• Habilita la verificación en dos pasos para compras en línea.
• Esto asegura que solo tú autorizas los pagos, incluso si alguien tiene tus datos.

Monitorea tus movimientos regularmente

Revisa tus cuentas con frecuencia:

• Descarga la aplicación de tu banco y activa notificaciones para cada transacción.
• Chequea tus estados de cuenta semanalmente por cargos sospechosos.
• Detectar un problema a tiempo te permite bloquear la tarjeta antes de que el daño crezca.

Evita compartir información sensata

Mantén tus datos en secreto:

• Nunca compartas tu PIN, CVV o claves por teléfono, correo o mensaje.
• Cubre el teclado al ingresar tu PIN en cajeros o tiendas.
• Los estafadores suelen hacerse pasar por bancos para obtener esta información, así que sé cauteloso.

Compra solo en sitios seguros

Protege tus compras en línea:

• Verifica que la URL comience con "https" y tenga un candado antes de ingresar datos.
• Usa tarjetas virtuales (disponibles en muchas aplicaciones bancarias) para transacciones digitales.
• Esto limita el riesgo si un sitio resulta fraudulento.

Cuida tu tarjeta física

Reduzca las probabilidades de robo o clonación:

• Guarda tu tarjeta en un lugar seguro, lejos de bolsillos externos.
• Evita cajeros o terminales que parecen manipulados (revise si algo se ve suelto o extraño).
• Si viajas, usa una billetera con protección RFID para bloquear escaneos no autorizados.

Qué hacer si sospechas un fraude o robo

Actuar rápido es clave si algo sale mal:

• Bloquea tu tarjeta: Llama al banco o usa la aplicación para desactivarla al instante (Prende y Apaga).
• Reporta el incidente: Contacta a tu entidad financiera y, si hubo robo, haz una denuncia policial.
• Revisa cargos: Identifica transacciones no autorizadas y notifícalas para reclamar reembolsos.

En los últimos años la tecnología se ha convertido en tu mejor aliada para la seguridad.

• Tarjetas sin contacto seguras: Usa CVV dinámico (que cambia periódicamente) para compras online.
• Billeteras digitales: Almacena tus tarjetas en apps como Google Pay, que encriptan los datos.
• Alertas personalizadas: Configura avisos por montos altos o transacciones internacionales.

Pequeños cambios en tu rutina hacen una gran diferencia:

• No dejes tarjetas a la vista: Evita exponerlas en casa o en público.
• Usa contraseñas únicas: Cambia las claves de tu banca en línea regularmente y evita repetirlas.
• Desconfía de enlaces: No hagas clic en mensajes o correos dudosos que piden datos de tu tarjeta.
  

Un seguro adicional puede ser una red de seguridad:

• Cubre pérdidas por fraudes, robos o clonación que el banco no reembolsa.
• Incluye asistencia para trámites tras un incidente.
• Es ideal si usas muchas tarjetas o compras en línea con frecuencia.

En Perú, el auge de los pagos digitales ha impulsado innovaciones:

• Biometría: Más bancos usan huellas o reconocimiento facial para autorizar pagos.
• Tokenización: Los datos de tu tarjeta se reemplazan por códigos únicos en cada transacción.
• Inteligencia artificial: Los sistemas que detectan fraudes en tiempo real están en aumento.

Estas son las trampas que debes evitar para que tus tarjetas no corran peligro:

• Dejarlas sin bloqueo: No configura un PIN o autenticación en tu celular o app.
• Ignorar alertas: Pasar por altas notificaciones de transacciones sospechosas.
• Usar Wi-Fi público: Hacer pagos en redes abiertas facilita las interceptaciones.